Lo último que sabemos sobre la vitamina D

El papel de la vitamina D en el sistema inmunitario ha despertado nuevo interés por sus posibles efectos de prevención o tratamiento de la Covid-19. Lee aquí lo que los expertos recomiendan.

Recientemente, la vitamina D ha cobrado popularidad ya que su consumo se ha asociado con una mayor protección contra las infecciones y las enfermedades, particularmente contra la Covid-19.

La vitamina D tiene acción sobre diferentes tipos de células inmunitarias como son los macrófagos, las células dendríticas, las células T y las células B, esto significa que puede activar o inhibir diversos mediadores de las respuestas de defensas de nuestro organismo. Existen estudios que demuestran el papel importante de la vitamina D en el sistema inmunitario, principalmente en los casos en los que se presenta infección en el tracto respiratorio superior, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), infección por VIH, e infección respiratoria en niños.

Un estudio recientemente realizado por la Clínica Mayo en 489 participantes, cuyo objetivo fue evaluar el efecto de la vitamina D en la COVID-19, documenta que las personas que tienen deficiencia de vitamina D presentan más probabilidad de enfermar de COVID-19, en comparación con las personas con niveles normales de vitamina D.

Si bien los resultados son alentadores, de acuerdo con los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos y la Organización Mundial de la Salud, no se cuenta con evidencia científica suficiente para recomendar el consumo de suplementos de vitamina D para prevenir o tratar la infección con el virus que causa la COVID-19.

Es importante mencionar que no es recomendable la suplementación con vitamina D sin supervisión médica, ya que al ser una vitamina liposoluble se puede acumular en el cuerpo causando daño. Las concentraciones elevadas de vitamina D en la sangre, es decir, superiores a 375 nmol/L o 150 ng/mL, pueden causar náuseas, vómitos, debilidad muscular, confusión, dolor, pérdida del apetito, deshidratación, micción y sed excesivas, así como cálculos renales, llegando a ocasionar también insuficiencia real, arritmia e incluso hasta la muerte.

Considerando lo anterior, es importante que antes de pensar en consumir algún suplemento de vitamina D, tomemos acciones para evitar su deficiencia, tales como poner atención a nuestra alimentación, de tal manera que consumamos una dieta correcta, es decir, completa, adecuada, equilibrada, variada, suficiente e inocua, e incluir alimentos ricos en vitamina D.

En este sentido, las dos principales fuentes de vitamina D son la luz solar y la dieta. La luz solar ayuda a la síntesis interna de la vitamina D3, sin embargo, pese a que por mucho tiempo se pensó que a través de este medio se lograba cubrir el requerimiento de esta vitamina, estudios recientes han evidenciado la deficiencia de vitamina D en la población mexicana. Esto significa que es importante procurar que nuestra alimentación incluya alimentos ricos en esta vitamina como los pescados grasos; trucha, salmón y atún. En cantidades menores la encontramos en el hígado de res, el queso, la yema de huevo y algunos tipos de hongos. Los alimentos adicionados con vitamina D son un gran recurso ya que contribuyen a cubrir parte de las necesidades de esta vitamina, tal es el caso de la leche, el queso y el yoghurt, seguidos de los cereales.


Fuentes:

1.http://www.aulamedica.es/nutricionclinicamedicina/pdf/5034.pdf

2.https://ods.od.nih.gov/factsheets/VitaminD-DatosEnEspanol/

3.https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/coronavirus/expert-answers/coronavirus-and-vitamin-d/faq-20493088

También podría interesarte: